Antes de las siete de la noche el automóvil Cooper T56 con el que Ricardo consiguió la victoria en la primera carrera de autos fórmula en nuestro país, tomó la pista con Francisco Mancilla, dueño de ambos monoplazas, al volante.
Carlos Jalife, director de la Scuderia Rodríguez, puso el auto a la altura donde se impactó en el muro de contención. Pilotos y parte de la familia del automovilismo deportivo, finalizaron los 200 metros que le faltaron a Ricardo en aquella fatídica tarde.
Javier Velásquez, director del primer Gran Premio de México, recibió a la caravana con la bandera de cuadros y se escucharon los aplausos de los asistentes.
Más adelante Memo Rojas, piloteo el Cooper T56 y Francisco Mancilla abordó el Scorpion DKW, con el que Pedro Rodríguez corrió la Copa Vanderbilt en 1960.
Ambos dieron tres giros al óvalo de un kilómetro, entre los aplausos del público. Así fue como se le rindió este homenaje a Ricardo Rodríguez, quien estaba llamado a ser el sucesor de Fangio y en el que Enzo Ferrari vio talento para ser parte de su escudería.
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REPORTO: ENRIQUE BECERRIL.
FOTOS: ARMANDO FIGUEROA - ROBERTO GONZALEZ.